domingo, 6 de octubre de 2013

Julio Mas Alcaraz - El niño que bebió agua de brújula

 
      
    
    
     
IV


Miro hacia el cielo.

Cuando un suicida
se lanza desde una ventana
los dioses premian su valor.

A partir de ese instante

el aire que cruzó su cuerpo
será siempre un vacío absoluto
invisible al resto de mortales.


Julio Mas Alcaraz, El niño que bebió agua de brújula, Calambur, 2011

4 comentarios:

anamaría hurtado dijo...

Qué poema!
¿buscarán los suicidas el vacío absoluto o algún dios que los sostenga?

Gracias Durandarte, por siempre brindar de estas aguas.
Abrazos

Durandarte dijo...


Menuda pregunta,Ana. Un dios que nos premie pero que no nos sostenga.

Abrazos.

nemini dijo...

Esta semana llego tarde. Del suicidio como una de las bellas artes. Aunque a veces las astillas nos parezcan estacas, esto es lo genuinamente irreversible: desnacer.

Durandarte dijo...


Bienvenida, nemini. "Desnacer", tal vez soñar. Werther desnace; don Quijote muere.

Abrazos